¿Alguna vez le has escrito una carta a alguien importante en tu vida? ¿Has sentido la emoción, las ganas, el miedo o los nervios al imaginarte a ese destinatario leyendo tus palabras? Quizá, incluso, hayas tenido la suerte de recibir una.
Hay quién piensa que las cartas son simples trozos de papel escritos que hemos romantizado a lo largo del tiempo. Un elemento del pasado que carece de poder. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que no hay nada como la magia que es capaz de crear la palabra escrita. Una carta puede cambiar el rumbo de los acontecimientos en cualquier historia. ¿Qué pasa si el destinatario no llega a leerla? ¿Qué pasa si la lee? Y no, no todo en la vida son cartas de amor.
Existen cartas de rencor, de exaltación de la amistad, de confesión de secretos, de liberación, de desahogo, de seducción, cartas prohibidas que nunca deberían ser leídas, cartas escondidas cuyo autor esperaba que nadie encontrara, incluso existen cartas de despedida y de despido. Una carta no solo es el vehículo en el que viaja el mensaje, sino que puede convertirse en el elemento central e imprescindible de cualquier historia.
En ¿Qué destino? las cartas son las protagonistas, pero su destino lo decides tú.